Cuando el dolor es como el infierno, el daño al espíritu y a la mente es ingente y detiene la evolución del ser. Es por eso que es de mayor importancia combatir y vencer el perjuicio, el menoscabo y deterioro, aunque en el camino se nos queme la piel, que al llegar a la meta, las heridas habrán sanado y es entonces, cuando la grandeza, la vastedadd y magneficiencia nos hará por siempre campeones, y nada ni nadie, ni el demonio más bravo, traicionero, ingrato y malévolo prodrá vencernos.
Escrito: Dra. Martha Andrea Castro Noriega, MD
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